Este comentario lo voy a dedicar a la forma de preparación de conservas de tomates crudos al baño maría. Esto ha sido una tarea tradicional antiguamente en mi familia, donde se aprovechaba los excedentes de producción de tomates del huerto, para su embotado y disponer del mismo durante el resto del año.
Desde que tengo mi huerto, no había echo nunca esta preparación por diversos motivos. Pero este año, ante la excelente producción, he optado por recordar viejas tradiciones de familia, realizando esta operación para disponer de tomates durante el resto del año.
A continuación, voy a exponer paso a paso todo el proceso realizado.
En primer lugar, he reutilizado tarros de cristal de diversas conservas que tenia en casa. Es fundamental que sus tapas sean metálicas, estén en buenas condiciones y cierren herméticamente, no debiendo estar oxidadas, ni que tengan golpes que hagan su cierre defectuoso.
Estos envases se esterilizan metiéndose destapados, junto a sus tapas,
en agua hirviendo durante 15 minutos. Para ello he utilizado un latón de los de pinturas que tenía en casa. A continuación, se sacan y se dejan
enfriar en un paño limpio, estando listos para su llenado.
Los
tomates a embotar deben de estar bien maduros. Una vez recolectado de
las matas, principalmente de la variedad marmande cuarenteno, se lavan bien para eliminar polvo o posibles impurezas.
Se pelan, existiendo un pequeño truquito para facilitar esta labor (meterlo durante un minuto en agua hirviendo) esta operación se llama escaldar.
Una vez bien pelados, se trocean, eliminado todos los restos de culos (unión de tomate a la planta). También se elimina parte de su jugo y el máximo posible de sus semillas.
A continuación, se van rellenado los botes, apretando bien su contenido con una cuchara, que también ha sido previamente esterilizada junto a los botes. Se debe de procurar que no quede hueco de aire en su interior. Una vez llenos, se vuelve a eliminar parte de su jugo y se termina de rellenar.
Antes de cerrar los botes con sus tapas, se añade un poco de aceite de oliva (una capa de un centímetro aproximadamente) y se cierran, apretando muy bien sus tapas.
Se pelan, existiendo un pequeño truquito para facilitar esta labor (meterlo durante un minuto en agua hirviendo) esta operación se llama escaldar.
Una vez bien pelados, se trocean, eliminado todos los restos de culos (unión de tomate a la planta). También se elimina parte de su jugo y el máximo posible de sus semillas.
A continuación, se van rellenado los botes, apretando bien su contenido con una cuchara, que también ha sido previamente esterilizada junto a los botes. Se debe de procurar que no quede hueco de aire en su interior. Una vez llenos, se vuelve a eliminar parte de su jugo y se termina de rellenar.
Antes de cerrar los botes con sus tapas, se añade un poco de aceite de oliva (una capa de un centímetro aproximadamente) y se cierran, apretando muy bien sus tapas.
Se colocan en el recipiente donde se van ha hacer, con agua natural (fría), procurando que el agua cubra los tarros, al menos dos o tres centímetros.
Como medida de seguridad, le coloco un trozo de saco de tela de yute. Debido a que hay una pequeña posibilidad de que algún tarro explote cuando esté el agua hirviendo y coja presión en su interior.
Una vez pasado el tiempo necesario para su preparación, sobre unos 40 minutos en agua hirviendo. Se deja reposar sin tocar sus recipiente, hasta que el agua y los tarros este totalmente frío. Una vez que estén a la temperatura ambiente, ya están listo para almacenar en un lugar fresco y oscuro, hasta el día de su utilización.